Cuando se trata de yoga, la temperatura sí que importa. De hecho, fue a principios de los años 70 cuando Bikram Choudhury popularizó la disciplina que lleva su nombre, de la que ahora hay dos escuelas, que utilizan el calor en sus sesiones.
Han aparecido centros en España que recogen su filosofía, como el Californian Hot Yoga, especializado en yoga con calor ecológico que, además, ha incorporado a la oferta ‘yogui’ un estilo pionero denominado Flow Hot Yoga, creado por Macarena Cutillas y que se basa en el culto al cuerpo trabajando cardio, fuerza y flexibilidad a una temperatura de 38 grados centígrados.
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